AYUNTAMIENTO DE PETILLA
CASA CONSISTORIAL
CASA CONSISTORIAL
Situada en la plaza, fue construida en el año 1951. Consta de sótano y dos plantas. En los muros exteriores alterna el revoco y la piedra. El Ayuntamiento está regido por alcalde y dos concejales.
Existe constancia documental de que el rey García Sánchez I y el obispo pamplonés Galindo adjudicaron los diezmos eclesiásticos del lugar (938) a la abadía de Leire, a la cual también dio posteriormente (1032) Sancho Garcés III el Mayor el “monasterio” de San Juan del mismo término. Era entonces centro de un distrito o “tenencia” clave en la frontera de Valdonsella con los dominios musulmanes, y el propio Sancho el Mayor lo reservó junto con Ruesta, en su retaguardia, para el primogénito y heredero del reino pamplonés García Sánchez III (1035), excluyéndolos de la dotación concedida a Ramiro I de Aragón de todas las villas y rentas de la Corona en la misma comarca. Con todo, primero en 1063 y luego tras el fallecimiento de Alfonso I el Batallador (1134) quedó en la órbita soberana aragonesa. Más adelante fue entregada la fortaleza, junto con Peña, Escó y Gallur, a Sancho VII el Fuerte (1209) como garantía de 20.000 morabetinos prestados a Pedro II de Aragón, pero Jaime I no tardó en reconocer (1232) la inscripción definitiva del lugar en el reino de Navarra. El patronato de su iglesia ya había sido transferido (1212) por Pedro II al obispo de Pamplona. Carlos II liberó a sus vecinos de las cargas señoriales (1366) y de toda imposición sobre sus aprovisionamientos (1383), confiriendo además a la plaza la categoría de villa. No llegó a verificarse el proyecto negociado (1402) entre Carlos III y Martín I el Humano de incorporar el singular enclave a Aragón mediante permuta.
Petilla permaneció en Navarra tras la conquista de este reino por Fernando el Católico (1512). La gobernaban un alcalde, cuyo mandato era bianual, y dos regidores de mandato anual. El nombramiento de los tres era como sigue: el alcalde era designado por el saliente “asociado a los dos regidores”; lo proponía al virrey de Navarra y, una vez aceptado por éste, el saliente recibía su juramento y le entregaba la vara y sello de la villa en la iglesia parroquial. En cuanto a los regidores, los nombraban igualmente el alcalde y los dos salientes. El privilegio de 1383 (en virtud del cual los de Petilla tenían derecho a sacar de Navarra todo lo necesario para su abastecimiento, pasándolo por Aragón, aunque se tratara de bienes de exportación ordinariamente prohibidos), no estaba en observancia a fines del siglo XVIII, se pagaban derechos de entrada en las aduanas, aunque sin ellos se introducía la sal de agua y piedra.
Petilla sufrió sobremanera la guerra de Sucesión de comienzos del XVIII. Pronunciados en favor de Felipe V, sus gentes tomaron parte decisiva en la ocupación de Luesia y Uncastillo; pero luego los rebeldes entraron en Petilla, talaron sus campos y quemaron muchas casas y gran parte de los papeles de su archivo.
En 1847 tenía dos escuelas, una de niños, frecuentada por cuarenta y dotada con 1.120 reales, y la otra de niñas, concurrida por treinta y dotada con sólo 295; la parroquia contaba con párroco y un beneficiado. Funcionaba entonces un molino harinero.